A pesar de
que el músico siempre fue muy diligente con todas sus obras y llevaba un
control rígido de las mismas, en este caso, o no quiso o no pudo controlarla,
ya que existen ocho versiones diferentes de esta imponente partitura. Verdi es
el responsable directo en sólo cuatro casos. El resto, fueron montajes hechos
por diferentes motivos y personas.
“Don Carlos”
es un espléndido ejemplo de lo que podía dar de sí el compositor, a una edad
todavía temprana de cincuenta y tres años. Tenía por delante las tres últimas a
cual más grandiosas: “Aida”, “Otello” y “Falstaff”.
Recordar que
por la extensión de la presentación, la he dividido en tres vídeos y que no voy
a subirlos a la vez, para dar tiempo a su lectura.
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