LIBRETO
Se puede encontrar en bilingüe (italiano-español) AQUÍ
SINOPSIS
“Alzira” es una de las óperas mas breves de Verdi. La acción tiene lugar en Lima y otras localidades del Perú, a mediados del siglo XVI.
PRÓLOGO (El prisionero): Una planicie junto al río Rimac. Liderados por Otumbo, unos indios mantienen preso y encadenado a un árbol a Alvaro, el viejo gobernador español, que ellos mismos han capturado. El grupo está a punto de darle horrible muerte cuando llega hasta el lugar el Inca Zamoro. Los indios se doblegan ante su jefe y éste, sintiendo compasión por la edad y la lamentable condición en que se halla el prisionero, ordena su inmediata liberación y que sea escoltado hasta un lugar seguro y civilizado.
Zamoro cuenta a los indios cómo por órdenes del jefe español Gusmano (hijo de Alvaro) él fue capturado y torturado, haciendo creer tanto a los españoles como a su propia gente que había muerto. Zamoro pregunta a Otumbo por su amada Alzira, a lo cual éste le cuenta que ella y su padre Ataliba están en Lima, cautivos de los españoles.
El inca relata luego cómo después de su escapada fue capaz de juntar a las tribus diseminadas para resistir a la fuerza española. Su relato se convierte en una arenga hacia los indios para luchar por su libertad.
ACTO I (Una vida por otra): Plaza mayor de Lima: El anciano Alvaro anuncia que delegará su titulo de Gobernador del Perú en favor de su hijo Gusmano. Al asumir el nuevo cargo Gusmano anuncia como primera acción su promesa de que hará las paces con los indios y pide a Ataliba la mano de su hija Alzira, como garantía de su afán pacificador.
El padre siente que Alzira aún no está lista para el matrimonio, ya que ella recuerda todavía a su anterior amado Zamoro, al que todos creen muerto. Ataliba asegura al nuevo gobernador que hará todo lo que esté a su alcance para persuadir a Alzira a que lo acepte como esposo.
Una sala en el palacio del gobernador. Un grupo de muchachas indias presta atención a Alzira, quien les cuenta un sueño: huyendo de Gusmano, ella fue transportada a una tormenta por el espíritu de Zamoro. Aunque ella también lo cree muerto, le será fiel hasta en el otro mundo.
Cuando Ataliba viene a convencer a Alzira de que por razones de estado ella tendrá que casarse con Gusmano aunque ella no lo desee, la muchacha se opone firmemente. El padre se va y es anunciada la llegada de un indio. Es Zamoro, el que se creía muerto. La alegría invade a la pareja, pero es interrumpida por la llegada de Gusmano y sus soldados.
Gusmano, preso de furia y celos, ordena el arresto y la ejecución de Zamoro, pero Alvaro aparece y reconoce al hombre que le salvó la vida. Alvaro suplica a su hijo compadecerse de Zamoro, pero éste se muestra inflexible. La situación se resuelve cuando un capitán español anuncia que el ejército de los indios se aproxima, reclamando a su jefe.
Gusmano cede a las súplicas de su padre y libera a Zamoro, con la promesa de que ambos se reencuentren en el campo de batalla. Zamoro es liberado y Alzira queda retenida, sin poder seguirlo.
ACTO II (La venganza de un salvaje): Dentro de las fortificaciones de Lima los españoles están celebrando su victoria. Los indios han sido derrotados y entre ellos está Zamoro. El consejo militar español lo ha condenado a muerte por rebeldía. y Gusmano está a punto de firmar el decreto de muerte cuando Alzira lo interrumpe suplicándole piedad.
Gusmano le ofrece una cruel alternativa: si Alzira se casa con él, Zamoro será puesto en libertad; si no, morirá en la hoguera. Con el fin de salvar la vida de su amado, Alzira acepta convertirse en la esposa de Gusmano.
Los indios sobrevivientes de la embestida española se han refugiado en unas cuevas en las afueras de Lima. Otumbo revela que ha logrado sobornar a los guardias y ha arreglado su escape disfrazado de soldado español.
Zamoro pronto se les une y se muestra desmoralizado, tanto por su separación de Alzira como por la derrota de los indios. Cuando se entera por Otumbo que Alzira y Gusmano están prontos a casarse, se convence de que la muchacha lo ha traicionado. Presa de la furia, jura venganza sobre la pareja.
Palacio del Gobernador en Lima, donde se lleva a cabo una fiesta para celebrar la boda entre Gusmano y Alzira. Mientras él está lleno de alegría y satisfacción, ella se mantiene muda y muy triste. Cuando Gusmano se apresta a tomar la mano de la novia, un hombre vestido de soldado español aparece repentinamente y lo apuñala en el corazón. Es Zamoro, quien de inmediato es rodeado y capturado por los guardias.
En forma altiva Zamoro insulta a Alzira, acusándola de traidora, aprestándose luego a ser ajusticiado. Pero el agónico Gusmano, en un acto que a todos sorprende, perdona a Zamoro, dice que Alzira lo traicionó sólo para ponerlo a salvo y bendice a la pareja. Sumidos en completa emoción, Alzira y Zamoro agradecen al dios que ha dado tanta generosidad a Gusmano. Después de pedir una ultima bendición a su padre (Alvaro), Gusmano expira.
AUDIO-VIDEO
En él se puede oír una selección de la ópera de unos quince minutos
Se puede encontrar en bilingüe (italiano-español) AQUÍ
SINOPSIS
“Alzira” es una de las óperas mas breves de Verdi. La acción tiene lugar en Lima y otras localidades del Perú, a mediados del siglo XVI.
PRÓLOGO (El prisionero): Una planicie junto al río Rimac. Liderados por Otumbo, unos indios mantienen preso y encadenado a un árbol a Alvaro, el viejo gobernador español, que ellos mismos han capturado. El grupo está a punto de darle horrible muerte cuando llega hasta el lugar el Inca Zamoro. Los indios se doblegan ante su jefe y éste, sintiendo compasión por la edad y la lamentable condición en que se halla el prisionero, ordena su inmediata liberación y que sea escoltado hasta un lugar seguro y civilizado.
Zamoro cuenta a los indios cómo por órdenes del jefe español Gusmano (hijo de Alvaro) él fue capturado y torturado, haciendo creer tanto a los españoles como a su propia gente que había muerto. Zamoro pregunta a Otumbo por su amada Alzira, a lo cual éste le cuenta que ella y su padre Ataliba están en Lima, cautivos de los españoles.
El inca relata luego cómo después de su escapada fue capaz de juntar a las tribus diseminadas para resistir a la fuerza española. Su relato se convierte en una arenga hacia los indios para luchar por su libertad.
ACTO I (Una vida por otra): Plaza mayor de Lima: El anciano Alvaro anuncia que delegará su titulo de Gobernador del Perú en favor de su hijo Gusmano. Al asumir el nuevo cargo Gusmano anuncia como primera acción su promesa de que hará las paces con los indios y pide a Ataliba la mano de su hija Alzira, como garantía de su afán pacificador.
El padre siente que Alzira aún no está lista para el matrimonio, ya que ella recuerda todavía a su anterior amado Zamoro, al que todos creen muerto. Ataliba asegura al nuevo gobernador que hará todo lo que esté a su alcance para persuadir a Alzira a que lo acepte como esposo.
Una sala en el palacio del gobernador. Un grupo de muchachas indias presta atención a Alzira, quien les cuenta un sueño: huyendo de Gusmano, ella fue transportada a una tormenta por el espíritu de Zamoro. Aunque ella también lo cree muerto, le será fiel hasta en el otro mundo.
Cuando Ataliba viene a convencer a Alzira de que por razones de estado ella tendrá que casarse con Gusmano aunque ella no lo desee, la muchacha se opone firmemente. El padre se va y es anunciada la llegada de un indio. Es Zamoro, el que se creía muerto. La alegría invade a la pareja, pero es interrumpida por la llegada de Gusmano y sus soldados.
Gusmano, preso de furia y celos, ordena el arresto y la ejecución de Zamoro, pero Alvaro aparece y reconoce al hombre que le salvó la vida. Alvaro suplica a su hijo compadecerse de Zamoro, pero éste se muestra inflexible. La situación se resuelve cuando un capitán español anuncia que el ejército de los indios se aproxima, reclamando a su jefe.
Gusmano cede a las súplicas de su padre y libera a Zamoro, con la promesa de que ambos se reencuentren en el campo de batalla. Zamoro es liberado y Alzira queda retenida, sin poder seguirlo.
ACTO II (La venganza de un salvaje): Dentro de las fortificaciones de Lima los españoles están celebrando su victoria. Los indios han sido derrotados y entre ellos está Zamoro. El consejo militar español lo ha condenado a muerte por rebeldía. y Gusmano está a punto de firmar el decreto de muerte cuando Alzira lo interrumpe suplicándole piedad.
Gusmano le ofrece una cruel alternativa: si Alzira se casa con él, Zamoro será puesto en libertad; si no, morirá en la hoguera. Con el fin de salvar la vida de su amado, Alzira acepta convertirse en la esposa de Gusmano.
Los indios sobrevivientes de la embestida española se han refugiado en unas cuevas en las afueras de Lima. Otumbo revela que ha logrado sobornar a los guardias y ha arreglado su escape disfrazado de soldado español.
Zamoro pronto se les une y se muestra desmoralizado, tanto por su separación de Alzira como por la derrota de los indios. Cuando se entera por Otumbo que Alzira y Gusmano están prontos a casarse, se convence de que la muchacha lo ha traicionado. Presa de la furia, jura venganza sobre la pareja.
Palacio del Gobernador en Lima, donde se lleva a cabo una fiesta para celebrar la boda entre Gusmano y Alzira. Mientras él está lleno de alegría y satisfacción, ella se mantiene muda y muy triste. Cuando Gusmano se apresta a tomar la mano de la novia, un hombre vestido de soldado español aparece repentinamente y lo apuñala en el corazón. Es Zamoro, quien de inmediato es rodeado y capturado por los guardias.
En forma altiva Zamoro insulta a Alzira, acusándola de traidora, aprestándose luego a ser ajusticiado. Pero el agónico Gusmano, en un acto que a todos sorprende, perdona a Zamoro, dice que Alzira lo traicionó sólo para ponerlo a salvo y bendice a la pareja. Sumidos en completa emoción, Alzira y Zamoro agradecen al dios que ha dado tanta generosidad a Gusmano. Después de pedir una ultima bendición a su padre (Alvaro), Gusmano expira.
AUDIO-VIDEO
En él se puede oír una selección de la ópera de unos quince minutos
DATOS DEL ESTRENO
Tragedia lírica en un prólogo y dos actos con libreto de Salvatore Cammarano, basado en una tragedia de Voltaire. La ópera fue representada por primera vez en el Teatro San Carlo de Nápoles, el 12 de agosto de 1845, con dirección del primer violín Antonio Farelli. Los intérpretes del evento fueron:
Eugenia Tadolini (soprano), Alzira (hija de Ataliba)
Gaetano Fraschini (tenor), Zamoro (jefe de una tribu peruana)
Filippo Coletti (barítono), Gusmano (hijo de Alvaro)
Marco Arati (bajo), Alvaro (gobernador del Perú)
Michele Benedetti (bajo), Ataliba (otro jefe de tribu)
Luigi Cesi (tenor), Ovando (duque español)
Maria Salvetti (mezzosoprano). Zuma (hermana de Alzira)
Francesco Rossi (tenor). Otumbo (guerrero peruano)
Oficiales y soldados españoles y americanos de ambos sexos
Escenografía, Angelo Belloni
Director de coro, Giuseppe Puzone
Al chémbalo, Giuseppe Verdi (tres primeras representaciones)
Fue un éxito de los que se dice “de estima”, a pesar de que una parte del público era poco receptiva al ser partidarios de Mercadante, operista y director, por entonces, del conservatorio local. Un año después llegó a Roma, siendo ya un sonado fracaso. El 16 de enero de 1847 hizo su premier en La Scala y consiguió el mismo número de representaciones que Un Giorno di regno (1). Circuló tímidamente por otras ciudades italianas, hasta que desapareció definitivamente de los escenarios.
SOBRE EL ORIGEN LITERARIO
Verdi se inspiró en "Alzire ou les Américains", de Voltaire, que el autor francés había escrito en 1736 y en cuyo argumento se afirman la creencia de que hay un Dios creador del mundo, pero ajeno a sus leyes y a su desarrollo, y la convicción de que la filosofía debía centrar sus esfuerzos en la elaboración de una moral práctica y el logro de la felicidad para los hombres mediante el progreso de las ciencias y las artes.
La colaboración con el libretista Salvatore Cammarano (la primera con este autor muy afamado, quizás el mas importante después de Romani) fue censurada por los Borbones y obligó a sus autores a atenuar la polémica que abre el autor contra el colonialismo y sus fuertes ataques contra la intransigencia y el fanatismo religioso. La consecuencia fue que, debilitadas las ideas de base del pensador francés, la prensa de la época criticó que tal como quedó la ópera no se ponían suficientemente de relieve sus virtudes. Es verdad que el libreto de Cammarano rescata lo más trivial y periférico del drama con un texto lleno de tópicos y convencionalismos pero hay que reconocer que, en aquellos tiempos, presentar un tema así en una ópera era, por lo menos, original.
¿REALMENTE ES “PROPRIO BRUTTA”?
Es muy conocida la frase del compositor referida a Alzira, al confesar a Giusepprina Negroni, bastantes años mas tarde del estreno: “quella è proprio brutta (aquella es realmente fea)”. Siendo desde luego cierta esta dura sentencia, podría pecarse de exageración reconocer que Verdi nunca vio calidad en esta ópera e incluso que llegó a despreciarla.
Antes del estreno y en carta del 30-07-1845 dirigida a Andrea Maffei (amigo “risorgimental “ y noble protector del compositor) Verdi decía: “He terminado la ópera, también la instrumentación y se retrasará la puesta en escena de esta ópera mía que hice casi sin darme cuenta y sin ninguna fatiga. Aunque cayera el día del estreno me importaría muy poco, pero tranquilo, no será un fiasco. Los cantantes la cantan entusiasmados y algo de tolerable tiene que tener”.
Llama mucho la atención esa rotundidad del músico cuando escribe “me importaría muy poco”: eso querría poder decir que a esas alturas de su carrera ¿qué importaba un fracaso? o bien que estaba convencido de la originalidad de su obra. El hecho inapelable es que Alzira cayó muy pronto del favor del público (si es que alguna vez lo tuvo), pero curiosamente fue recuperada en Berlín de un modo imprevisto en 1938, cantada en alemán por Elisabeth Schwarkopf (con apenas 22 años) y con motivo del 125 aniversario del nacimiento del compositor.
Alzira es, sin la menor duda, la partitura menos representada de Verdi. Ya en su tiempo Andrea Maffei llegó a escribirle a su esposa la condesa Clarina: “Alzira es poco digna de tan valiente maestro”.
UN ESBOZO APROVECHADO
Aún en el caso de que Alzira sea una de las peores óperas de Verdi- siempre, no lo olvidemos, comparado consigo mismo- Verdi intenta dar algún paso adelante que no salió redondo pero si fue aprovechado posteriormente pues las situaciones teatrales y los esbozos musicales son muy parecidos, por ejemplo, a Il Trovatore. Recordemos que se trata del mismo libretista y en cuanto a los personajes:
* El tenor Zamoro con su destino de marginado es una variante del Manrico y también es temperamental hasta la furia, con aria y cabaleta (con si natural incluido) que anticipará “la Pira”.
* El tiránico Gusmano es el antecedente del Conde de Luna, malo como todos los barítonos y rival en amores del tenor que, en su muerte se revela como de noble corazón, perdonando a su asesino en una destacable escena (en esto se une también con el final de Un ballo in maschera), aunque en este caso las tesituras están cambiadas: barítono vs. tenor frente a tenor vs. barítono.
* Alzira, escrita para Eugenia Tadolini, anticipa en su dúo con Gusmano el futuro Leonora/Conde de Luna y se encuentra en un dilema muy parecido al personaje principal femenino de Il Trovatore
Por último, tengo que manifestar que Alzira me gusta. Y me gusta junto con otra que tampoco goza de las simpatías generales como es “I due Foscari (los dos Foscari)”. Ambas son de un belcantismo tardío pero sus argumentos están fuera del lugar común de Verdi, en estos primeros tiempos, que era fundamentalmente la épica. Ninguna de las dos ha pasado, por desgracia, a la historia con alguna parte representativa de su música. Es decir, no ha llegado al público ningún fragmento particularmente atractivo que haya podido ser famoso. Ni tampoco existen en general, “arie di forza” ni pasajes “endiabladamente difíciles”. Es otro camino mas íntimo que, sin embargo, tiene mas credibilidad dramática que, por ejemplo, Giovanna D’Arco o Attila.
FRAGMENTOS SIGNIFICATIVOS
Hay bastantes momentos rescatables de la partitura y de entre ellos reseñamos los siguientes momentos:
01.- La bella y singular Obertura
02.- "Un Inca, eccesso orribile" - Zamoro (tenor). Esta valiente página parece traducir el espontáneo ardor del inocente y noble guerrero AUDIO_1
03.- "Irne lungi ancor dovrei" - Zamoro (tenor). Contrasta con su aria anterior por estar más matizada y melodiosa AUDIO_2
04.- El aria de salida de la protagonista "Da Gusmano sul fragil barca" - Alzira (soprano), precedida por el coro femenino “Riposa: Tutto il suo dolor vegliante”
05.- "Risorto fra le tenebre" - Zamoro (tenor)
06.- "Eterna la memoria" - Gusmano (barítono)
07.- "Quanto un mortal può chiedere" – Gusmano (barítono)
08.- "Nell'astro più che fulgido" - Alzira (soprano)
09.- "Non di codarde lagrime" - Zamoro (tenor)
10.- El patético y muy emocionante final de la partitura
DISCOGRAFÍA
Hay pocas grabaciones de este título, de las que elegimos ésta:
AUDIO- Lamberto Gardelli (1983)
Alvaro Jan-Hendrik Rootering
Gusmano Renato Bruson
Orvando Donald George
Zamoro Francisco Araiza
Ataliba Daniel Bonilla
Alzira Ileana Cotrubas
Zuma Sofia Lis
Otumbo Alexandru Ionita
Orquesta: Radio de Munich
Coro: Radio Bávara
Grabado en estudio
Orfeo
Es muy conocida la frase del compositor referida a Alzira, al confesar a Giusepprina Negroni, bastantes años mas tarde del estreno: “quella è proprio brutta (aquella es realmente fea)”. Siendo desde luego cierta esta dura sentencia, podría pecarse de exageración reconocer que Verdi nunca vio calidad en esta ópera e incluso que llegó a despreciarla.
Antes del estreno y en carta del 30-07-1845 dirigida a Andrea Maffei (amigo “risorgimental “ y noble protector del compositor) Verdi decía: “He terminado la ópera, también la instrumentación y se retrasará la puesta en escena de esta ópera mía que hice casi sin darme cuenta y sin ninguna fatiga. Aunque cayera el día del estreno me importaría muy poco, pero tranquilo, no será un fiasco. Los cantantes la cantan entusiasmados y algo de tolerable tiene que tener”.
Llama mucho la atención esa rotundidad del músico cuando escribe “me importaría muy poco”: eso querría poder decir que a esas alturas de su carrera ¿qué importaba un fracaso? o bien que estaba convencido de la originalidad de su obra. El hecho inapelable es que Alzira cayó muy pronto del favor del público (si es que alguna vez lo tuvo), pero curiosamente fue recuperada en Berlín de un modo imprevisto en 1938, cantada en alemán por Elisabeth Schwarkopf (con apenas 22 años) y con motivo del 125 aniversario del nacimiento del compositor.
Alzira es, sin la menor duda, la partitura menos representada de Verdi. Ya en su tiempo Andrea Maffei llegó a escribirle a su esposa la condesa Clarina: “Alzira es poco digna de tan valiente maestro”.
UN ESBOZO APROVECHADO
Aún en el caso de que Alzira sea una de las peores óperas de Verdi- siempre, no lo olvidemos, comparado consigo mismo- Verdi intenta dar algún paso adelante que no salió redondo pero si fue aprovechado posteriormente pues las situaciones teatrales y los esbozos musicales son muy parecidos, por ejemplo, a Il Trovatore. Recordemos que se trata del mismo libretista y en cuanto a los personajes:
* El tenor Zamoro con su destino de marginado es una variante del Manrico y también es temperamental hasta la furia, con aria y cabaleta (con si natural incluido) que anticipará “la Pira”.
* El tiránico Gusmano es el antecedente del Conde de Luna, malo como todos los barítonos y rival en amores del tenor que, en su muerte se revela como de noble corazón, perdonando a su asesino en una destacable escena (en esto se une también con el final de Un ballo in maschera), aunque en este caso las tesituras están cambiadas: barítono vs. tenor frente a tenor vs. barítono.
* Alzira, escrita para Eugenia Tadolini, anticipa en su dúo con Gusmano el futuro Leonora/Conde de Luna y se encuentra en un dilema muy parecido al personaje principal femenino de Il Trovatore
Por último, tengo que manifestar que Alzira me gusta. Y me gusta junto con otra que tampoco goza de las simpatías generales como es “I due Foscari (los dos Foscari)”. Ambas son de un belcantismo tardío pero sus argumentos están fuera del lugar común de Verdi, en estos primeros tiempos, que era fundamentalmente la épica. Ninguna de las dos ha pasado, por desgracia, a la historia con alguna parte representativa de su música. Es decir, no ha llegado al público ningún fragmento particularmente atractivo que haya podido ser famoso. Ni tampoco existen en general, “arie di forza” ni pasajes “endiabladamente difíciles”. Es otro camino mas íntimo que, sin embargo, tiene mas credibilidad dramática que, por ejemplo, Giovanna D’Arco o Attila.
FRAGMENTOS SIGNIFICATIVOS
Hay bastantes momentos rescatables de la partitura y de entre ellos reseñamos los siguientes momentos:
01.- La bella y singular Obertura
02.- "Un Inca, eccesso orribile" - Zamoro (tenor). Esta valiente página parece traducir el espontáneo ardor del inocente y noble guerrero AUDIO_1
03.- "Irne lungi ancor dovrei" - Zamoro (tenor). Contrasta con su aria anterior por estar más matizada y melodiosa AUDIO_2
04.- El aria de salida de la protagonista "Da Gusmano sul fragil barca" - Alzira (soprano), precedida por el coro femenino “Riposa: Tutto il suo dolor vegliante”
05.- "Risorto fra le tenebre" - Zamoro (tenor)
06.- "Eterna la memoria" - Gusmano (barítono)
07.- "Quanto un mortal può chiedere" – Gusmano (barítono)
08.- "Nell'astro più che fulgido" - Alzira (soprano)
09.- "Non di codarde lagrime" - Zamoro (tenor)
10.- El patético y muy emocionante final de la partitura
DISCOGRAFÍA
Hay pocas grabaciones de este título, de las que elegimos ésta:
AUDIO- Lamberto Gardelli (1983)
Alvaro Jan-Hendrik Rootering
Gusmano Renato Bruson
Orvando Donald George
Zamoro Francisco Araiza
Ataliba Daniel Bonilla
Alzira Ileana Cotrubas
Zuma Sofia Lis
Otumbo Alexandru Ionita
Orquesta: Radio de Munich
Coro: Radio Bávara
Grabado en estudio
Orfeo
1 comentario:
Vi la producción de ALZIRA en Lima en 2018. La "operita" de Verdi me gustó, tiene páginas interesantes y me recordó a Trovatore.
La producción de Lima es patética: justamente una ópera que se sitúa en el Perú colonial, no tenía casi referencias visuales y estéticas de esa época. Ni siquiera los incas parecen incas... un desfachatéz. Pero Verdi no tiene la culpa de ello y la "operita" vale la pena.
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