LIBRETO
El texto en bilingüe (italiano-español) se puede encontrar AQUÍ
SINOPSIS
La battaglia di Legnano es una tragedia lírica en cuatro actos con libreto de Salvatore Cammarano, basado en un drama publicado en 1828 por el francés Joseph Méry titulado “La bataille de Toulouse”. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Argentina de Roma el 27 de enero de 1849, con dirección del primer violín Emilio Angelini, contando con el siguiente reparto en los papeles principales:
Rolando (barítono)……....…….. Filippo Colini
Lida (soprano)…………....…….. Teresa de Giuli Borsi
Arrigo (tenor).................... Gaetano Fraschini
Federico Barbarroja (bajo)..... Pietro Sotovia
La acción se desarrolla en Milán (Actos I, III y IV) y en Como (Acto II) en el año 1176.
Acto I (Él vive): Representantes de la Liga Lombarda están reunidos cerca de las murallas milanesas preparándose para enfrentarse con el emperador del sacro imperio romano-germánico Federico I Barbarroja. Entre los asistentes está Arrigo, un soldado veronés a quien se daba por muerto. Su amigo Rolando al encontrarse de nuevo con él, le abraza como prueba de la sincera amistad que les une. Dos Cónsules milaneses incitan a los presentes al juramento de defender la ciudad y rechazar la invasión extranjera. Todos efectúan el juramento.
Lida, la esposa de Rolando, ante la sorpresa de sus amigas, no participa de la alegría general y lamenta la muerte de sus hermanos en la guerra. Pronto aparece Marcovaldo, un prisionero alemán que ama a Lida pero no es correspondido. De pronto entra Imelda- la doncella- anunciando la llegada de Rolando y Arrigo: los antiguos amantes se reconocen pero disimulan. El marido es llamado por los cónsules y cuando se quedan solos, Arrigo acusa a Lida de haber traicionado la palabra dada. Ella le cuenta que le creían muerto y que por un expreso deseo de su padre moribundo, tuvo que casarse con Rolando. Arrigo no perdona y espera morir en la batalla para que acabe así su desdicha.
Acto II (Barbarroja): En la gran sala del municipio de Como se aborda en sesión extraordinaria el interés de Milán por pactar con ellos en la lucha contra Barbarroja. El pueblo de Como no está decidido a facilitar este pacto por las antiguas disputas que han tenido estos dos territorios. Entran Rolando y Arrigo como emisarios de la Liga Lombarda y piden que Como se convierta en un baluarte que impida el avance de las tropas alemanas pero el Podestà recuerda que ya tienen un pacto con Alemania. De improviso aparece el propio Barbarroja amenazando con que Milán caerá ante su ejército y será convenientemente castigada. Rolando y Arrigo le responden que la ciudad está defendida por el pueblo italiano en lucha por su libertad. Barbarroja declara que sólo él decide sobre el destino de Italia y que se verán en el campo de batalla.
Acto III (La infamia): En los sepulcros de los subterráneos de la basílica de San Ambrosio de Milán, los Caballeros de la Muerte reciben la visita de Arrigo que quiere unirse a ellos. Todos juran solemnemente con la espada en la mano, defender hasta la muerte a la patria arrojando fuera a los invasores.
Lida, presa de terribles inquietudes, ha escrito una carta a Arrigo para disuadirle de sus intenciones de morir en la batalla y la entrega a su doncella Imelda para que se la haga llegar.
Rolando antes de entrar en batalla, acude a despedirse de su esposa Lida y el hijo que tienen en común. Poco después pide a Arrigo que proteja a su familia si muere en la lucha. Cuando se queda sólo aparece el despechado Marcovaldo- el prisionero alemán- con la carta de Lida a Arrigo que ha conseguido arrancar por la fuerza de las manos de su doncella Imelda. La desesperación y la ira de Rolando son mayúsculas.
Lida, inquieta, va a buscar a Arrigo a sus aposentos y allí le confiesa que sigue amándolo pero como este amor es imposible, deben separarse para siempre. En estas llega Rolando sediento de venganza y pidiendo a Arrigo explicaciones. Al ver juntos a la pareja, repudia a su mujer y para que Arrigo no pueda ir a la batalla (lo cual supone vergüenza y cobardía), lo encierra bajo llave. Arrigo al ver pasar al escuadrón de compañeros de los Caballeros de la Muerte, se tira por el balcón para alcanzarlos.
Acto IV (Morir por la patria): En una plaza milanesa se escuchan cantos religiosos que llegan de un templo cercano. Lida e Imelda, en medio de la gente del pueblo, esperan el resultado de la batalla. Aparece un Cónsul anunciando que el enemigo ha sufrido una total derrota en Legnano (ciudad muy próxima a Milán) y huye en desbandada. Anuncian que el propio emperador ha sido muerto o herido ante la espada de Arrigo. Todos están radiantes de satisfacción pero esta alegría es interrumpida por lúgubres acentos: los Caballeros de la Muerte traen herido de muerte a Arrigo. El héroe en su lecho final confiesa a Rolando que Lida es fiel y pura y expira besando la bandera mientras en la iglesia se pide al Señor que abra para él las puertas celestiales.
NOTA: La Liga Lombarda, La Batalla y Barbarroja son rigurosamente históricos pero el emperador no murió en Legnano sino en Jerusalén adonde se había trasladado para encabezar la III Cruzada.
El texto en bilingüe (italiano-español) se puede encontrar AQUÍ
SINOPSIS
La battaglia di Legnano es una tragedia lírica en cuatro actos con libreto de Salvatore Cammarano, basado en un drama publicado en 1828 por el francés Joseph Méry titulado “La bataille de Toulouse”. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Argentina de Roma el 27 de enero de 1849, con dirección del primer violín Emilio Angelini, contando con el siguiente reparto en los papeles principales:
Rolando (barítono)……....…….. Filippo Colini
Lida (soprano)…………....…….. Teresa de Giuli Borsi
Arrigo (tenor).................... Gaetano Fraschini
Federico Barbarroja (bajo)..... Pietro Sotovia
La acción se desarrolla en Milán (Actos I, III y IV) y en Como (Acto II) en el año 1176.
Acto I (Él vive): Representantes de la Liga Lombarda están reunidos cerca de las murallas milanesas preparándose para enfrentarse con el emperador del sacro imperio romano-germánico Federico I Barbarroja. Entre los asistentes está Arrigo, un soldado veronés a quien se daba por muerto. Su amigo Rolando al encontrarse de nuevo con él, le abraza como prueba de la sincera amistad que les une. Dos Cónsules milaneses incitan a los presentes al juramento de defender la ciudad y rechazar la invasión extranjera. Todos efectúan el juramento.
Lida, la esposa de Rolando, ante la sorpresa de sus amigas, no participa de la alegría general y lamenta la muerte de sus hermanos en la guerra. Pronto aparece Marcovaldo, un prisionero alemán que ama a Lida pero no es correspondido. De pronto entra Imelda- la doncella- anunciando la llegada de Rolando y Arrigo: los antiguos amantes se reconocen pero disimulan. El marido es llamado por los cónsules y cuando se quedan solos, Arrigo acusa a Lida de haber traicionado la palabra dada. Ella le cuenta que le creían muerto y que por un expreso deseo de su padre moribundo, tuvo que casarse con Rolando. Arrigo no perdona y espera morir en la batalla para que acabe así su desdicha.
Acto II (Barbarroja): En la gran sala del municipio de Como se aborda en sesión extraordinaria el interés de Milán por pactar con ellos en la lucha contra Barbarroja. El pueblo de Como no está decidido a facilitar este pacto por las antiguas disputas que han tenido estos dos territorios. Entran Rolando y Arrigo como emisarios de la Liga Lombarda y piden que Como se convierta en un baluarte que impida el avance de las tropas alemanas pero el Podestà recuerda que ya tienen un pacto con Alemania. De improviso aparece el propio Barbarroja amenazando con que Milán caerá ante su ejército y será convenientemente castigada. Rolando y Arrigo le responden que la ciudad está defendida por el pueblo italiano en lucha por su libertad. Barbarroja declara que sólo él decide sobre el destino de Italia y que se verán en el campo de batalla.
Acto III (La infamia): En los sepulcros de los subterráneos de la basílica de San Ambrosio de Milán, los Caballeros de la Muerte reciben la visita de Arrigo que quiere unirse a ellos. Todos juran solemnemente con la espada en la mano, defender hasta la muerte a la patria arrojando fuera a los invasores.
Lida, presa de terribles inquietudes, ha escrito una carta a Arrigo para disuadirle de sus intenciones de morir en la batalla y la entrega a su doncella Imelda para que se la haga llegar.
Rolando antes de entrar en batalla, acude a despedirse de su esposa Lida y el hijo que tienen en común. Poco después pide a Arrigo que proteja a su familia si muere en la lucha. Cuando se queda sólo aparece el despechado Marcovaldo- el prisionero alemán- con la carta de Lida a Arrigo que ha conseguido arrancar por la fuerza de las manos de su doncella Imelda. La desesperación y la ira de Rolando son mayúsculas.
Lida, inquieta, va a buscar a Arrigo a sus aposentos y allí le confiesa que sigue amándolo pero como este amor es imposible, deben separarse para siempre. En estas llega Rolando sediento de venganza y pidiendo a Arrigo explicaciones. Al ver juntos a la pareja, repudia a su mujer y para que Arrigo no pueda ir a la batalla (lo cual supone vergüenza y cobardía), lo encierra bajo llave. Arrigo al ver pasar al escuadrón de compañeros de los Caballeros de la Muerte, se tira por el balcón para alcanzarlos.
Acto IV (Morir por la patria): En una plaza milanesa se escuchan cantos religiosos que llegan de un templo cercano. Lida e Imelda, en medio de la gente del pueblo, esperan el resultado de la batalla. Aparece un Cónsul anunciando que el enemigo ha sufrido una total derrota en Legnano (ciudad muy próxima a Milán) y huye en desbandada. Anuncian que el propio emperador ha sido muerto o herido ante la espada de Arrigo. Todos están radiantes de satisfacción pero esta alegría es interrumpida por lúgubres acentos: los Caballeros de la Muerte traen herido de muerte a Arrigo. El héroe en su lecho final confiesa a Rolando que Lida es fiel y pura y expira besando la bandera mientras en la iglesia se pide al Señor que abra para él las puertas celestiales.
NOTA: La Liga Lombarda, La Batalla y Barbarroja son rigurosamente históricos pero el emperador no murió en Legnano sino en Jerusalén adonde se había trasladado para encabezar la III Cruzada.
SU SIGNIFICADO HISTÓRICO-MUSICAL
Normalmente se suele catalogar a La battaglia di Legnano como una ópera de circunstancias. El tema fue elegido libremente por el maestro pero como el ilusionado pueblo italiano ardía en patriotismo por los hechos históricos que se estaban viviendo en 1848 (primera guerra de independencia), la ópera fue la contribución de Verdi a este fragor aunque él seguía viviendo en París. Más tarde y después de muchos muertos, la ilusión inicial se truncó y habría de esperarse a un momento mejor.
La mayoría de las obras del “periodo de galeras” tienen alusiones- más o menos directas y otras forzadas- a la independencia italiana pero en La Battaglia se hace de modo claro y rotundo, convirtiéndose casi en un panfleto político. Basta observar el texto del libreto para darse cuenta:
01.- ¡Viva Italia! Un sagrado pacto une a todos sus hijos ¡Por fin los ha reunido para formar un solo pueblo de héroes!
02.- ¡Que este suelo que fue nuestra cuna, sea la tumba de los extranjeros!
03.- Viva Italia fuerte y unida con la espada y con el espíritu
04.- ¡Se acerca un día que se alzará funesto para los austriacos, en el que, de tantas injurias nos darán razón!
05.- Expulsemos a estas fieras a su Danubio natal, que sean libres y nuestras, las ciudades
06.- Sólo con la espada razona el oprimido con el opresor
07.- ¡Las espadas mercenarias de tus huestes no vencerán a un pueblo que se levanta por su libertad!
08.- ¡Italia será grande y libre!
09.- Juramos poner fin a los males de Italia expulsando mas allá de los Alpes a sus tiranos
10.- ¡Italia resurge vestida de gloria, será invencible y reina como lo era antes!
11.- ¡Italia está salvada, está salvada!
Fundamentalmente estas ideas son expresadas por el coro que es el protagonista de una de las dos tramas y funciona como envoltura de la historia con bastantes números musicales. En los AUDIOS seleccionados, “Viva Italia” tiene una introducción orquestal larga y marcial con marcado redoble de timbales y en la última parte del “Juramento de la Liga Lombarda” se puede identificar ya un breve fragmento del Rigoletto que vendrá después.
Viva Italia
Juramento Liga LombardaNormalmente se suele catalogar a La battaglia di Legnano como una ópera de circunstancias. El tema fue elegido libremente por el maestro pero como el ilusionado pueblo italiano ardía en patriotismo por los hechos históricos que se estaban viviendo en 1848 (primera guerra de independencia), la ópera fue la contribución de Verdi a este fragor aunque él seguía viviendo en París. Más tarde y después de muchos muertos, la ilusión inicial se truncó y habría de esperarse a un momento mejor.
La mayoría de las obras del “periodo de galeras” tienen alusiones- más o menos directas y otras forzadas- a la independencia italiana pero en La Battaglia se hace de modo claro y rotundo, convirtiéndose casi en un panfleto político. Basta observar el texto del libreto para darse cuenta:
01.- ¡Viva Italia! Un sagrado pacto une a todos sus hijos ¡Por fin los ha reunido para formar un solo pueblo de héroes!
02.- ¡Que este suelo que fue nuestra cuna, sea la tumba de los extranjeros!
03.- Viva Italia fuerte y unida con la espada y con el espíritu
04.- ¡Se acerca un día que se alzará funesto para los austriacos, en el que, de tantas injurias nos darán razón!
05.- Expulsemos a estas fieras a su Danubio natal, que sean libres y nuestras, las ciudades
06.- Sólo con la espada razona el oprimido con el opresor
07.- ¡Las espadas mercenarias de tus huestes no vencerán a un pueblo que se levanta por su libertad!
08.- ¡Italia será grande y libre!
09.- Juramos poner fin a los males de Italia expulsando mas allá de los Alpes a sus tiranos
10.- ¡Italia resurge vestida de gloria, será invencible y reina como lo era antes!
11.- ¡Italia está salvada, está salvada!
Fundamentalmente estas ideas son expresadas por el coro que es el protagonista de una de las dos tramas y funciona como envoltura de la historia con bastantes números musicales. En los AUDIOS seleccionados, “Viva Italia” tiene una introducción orquestal larga y marcial con marcado redoble de timbales y en la última parte del “Juramento de la Liga Lombarda” se puede identificar ya un breve fragmento del Rigoletto que vendrá después.
Viva Italia
Los Caballeros de la muerte
Visto así parece que la cosa no puede tener mucho atractivo pero es que además existe una trama principal de conflicto amoroso que discurre en paralelo. Si que es verdad que la trama es tópica y previsible pero tanto el libretista como el compositor, saben sacarle mucho partido, configurando números musicales con bastante continuidad (por eso resulta mas difícil destacar fragmentos representativos), dando vida y pasión a los personajes, que no son de una sola pieza.
Así, el tenor Arrigo va de héroe nacional por la vida pero cuando se despoja de ese disfraz externo, aparece como un ser humano sensible y sinceramente enamorado. Es un papel para tenor robusto y de él destacaremos su escena de salida con el recitativo “O magnanima e prima”, seguida de su aria “La pia materna mano”, en la que explica con una cierta languidez expresiva, como pudo sobrevivir habiendo sido dado por muerto
Visto así parece que la cosa no puede tener mucho atractivo pero es que además existe una trama principal de conflicto amoroso que discurre en paralelo. Si que es verdad que la trama es tópica y previsible pero tanto el libretista como el compositor, saben sacarle mucho partido, configurando números musicales con bastante continuidad (por eso resulta mas difícil destacar fragmentos representativos), dando vida y pasión a los personajes, que no son de una sola pieza.
Así, el tenor Arrigo va de héroe nacional por la vida pero cuando se despoja de ese disfraz externo, aparece como un ser humano sensible y sinceramente enamorado. Es un papel para tenor robusto y de él destacaremos su escena de salida con el recitativo “O magnanima e prima”, seguida de su aria “La pia materna mano”, en la que explica con una cierta languidez expresiva, como pudo sobrevivir habiendo sido dado por muerto
Lida, la soprano, resulta muy creíble en su conflicto entre el deber conyugal y la pasión por otro hombre (bastante habitual en roles verdianos), hombre unida a él en su juventud y que le despertó el amor. Su tesitura podría estar entre spinto y dramática con facilidad para la coloratura. Vamos a escuchar también su escena de salida donde se lamenta de las muchas vidas que está costando la guerra. Dividida en dos partes: una primera “Voi lo diceste, amiche” y la segunda “Quante volte come un dono”, cantadas por
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El personaje de Rolando no es en absoluto un malvado, aunque si es rival del héroe por las circunstancias. De carácter noble, actúa siempre con rectitud y altitud de miras; está enamorado sinceramente de su esposa Lida y tiene un gran cariño hacia su hijo. Sería la típica voz de barítono verdiano. De sus intervenciones, vamos a elegir asimismo la escena de salida donde se alegra mucho del reencuentro con el tenor. Corresponde a “Spento tra le fiamme” seguida a continuación de “Ah! M’abbraccia”
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Llegamos por fin al malo de la película, en este caso malo malísimo: el emperador alemán Barbarroja que sólo tiene una breve intervención en el Acto II y a quien, lógicamente, se le representa con voz de bajo. Su imprevista aparición se hace con una breve escena amenazadora, con trascendencia mas en lo dramático que en lo musical y que comienza con “A che smarriti e pallidi!” que es contestado por Arrigo y Rolando, haciendo una especie de terceto y finalmente el Podestà y el Coro convirtiéndose en concertante.
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GÉNESIS DE “LA BATTAGLIA DI LEGNANO”
Verdi había firmado un contrato con Ricordi para una nueva obra en mayo de 1847 en el que el tema a tratar quedaba a la libre elección del músico. Cuando se dispuso a abordar el encargo a finales de marzo de 1848- justo en los tiempos de la primera revolución italiana- tenía muy claro que habría de ser un tema patriótico que expresara las aspiraciones de sus paisanos.
Verdi se dejó convencer por Salvatore Cammarano (libretista de Alzira y de las futuras Luisa Miller e Il Trovatore) para que fuera La battaglia di Legnano ya que según le argumentó, por un lado “escenificaba acontecimientos locales muy próximos que incluso los colegiales estudiaban en la escuela” y por otro, apeló al sentimiento patrio con estas palabras: “Si en tu interior arde, como lo hace en mi interior, el deseo de tratar la época mas gloriosa de la historia de Italia, trasladémonos al pasado de La Liga Lombarda… ¡Por Dios, un tema como éste debe emocionar a cualquier hombre que albergue un alma italiana en su corazón!".
Establecido el marco histórico de fondo en el que iba a desarrollarse la ópera, Cammarano lo combinó con una historia amorosa sacada de una obra francesa de Joseph Méry (La bataille de Toulouse), quedándose solamente con lo esencial de esa trama y adaptando algunas situaciones a las conveniencias dramáticas.
Cammarano no era muy rápido en la escritura de libretos y Verdi no tuvo mas remedio que aguantarse pero para aprovechar el tiempo en su retiro de París, decidió escribir el himno patriótico que Giuseppe Mazzini (filósofo, republicano y líder revolucionario de la unificación italiana) le había pedido desde hacía tiempo. El 18 de octubre de 1848, Verdi le envió a Mazzini la música de este himno que comienza por “Suona la tromba” con una carta en la que anhelaba “que este himno pueda ser cantado pronto en las llanuras lombardas al sonido del cañón”. Llegó demasiado tarde pues la primera guerra de independencia italiana ya estaba fracasada. Pudo ser el himno nacional italiano pero se le adelantó "Fratelli d'Italia" con música de Michele Novaro.
Inicialmente la ópera había sido destinada al Teatro San Carlo de Nápoles pero cuando las revoluciones causaron el cierre repentino e indefinido de este teatro, su futuro se volvió incierto. Pasaron meses hasta que en noviembre de 1848 se resolvió este conflicto lográndose el compromiso firme de representarla en el Teatro Argentina de Roma.
Roma se había convertido en el corazón de la agitación republicana ya que al sentirse en peligro, el papa Pio IX había huido de allí refugiándose en Gaeta (en el reino de Nápoles). Pocos días después del estreno de La Battaglia, se proclamó la república romana (9 de febrero de 1849), de vida efímera pues sólo duró hasta el 30 de junio de ese mismo año, presidida por un triunvirato (Mazzini, Armellini y Saffi).
Verdi, antes de la Navidad de 1848, se había trasladado de París a Roma para completar en directo la orquestación y dirigir los ensayos. El estreno tuvo lugar el 27 de enero de 1849 con un éxito delirante. La noche del ensayo general la multitud se reunió frente a las taquillas del teatro y amenazó con tomarlo por asalto si le negaban el acceso. Se tuvieron que abrir las puertas y en pocos minutos la sala se llenó de espectadores desenfrenados que exhibían escarapelas tricolores. Si ese fue el ensayo, el estreno estuvo a punto de convertirse en un motín. El público exigió que se repitiera el cuarto acto y las partes donde se apelaba al ardor patrio. Al final las ovaciones y los gritos eran clamor: ¡Viva Italia! ¡Viva la república! ¡Viva Verdi! y se prolongaron hasta muy avanzada la noche.
Las siguientes representaciones tuvieron idéntico éxito y se produjeron escenas de histeria. Muchas personas detenían en la calle a Verdi- que no era muy dado a estos desbordes populares-, algunos le felicitaban y otros querían llevarlo en andas. Una noche un espectador enloquecido de entusiasmo se cayo, o se arrojó de un balcón del teatro. Pietro Sottovia, el excelente bajo que interpretaba el papel de Barbarroja, era silbado cada vez que aparecía en escena o en la ciudad.
Quizás por primera vez, inmerso en la atmósfera eufórica de una victoria republicana que nadie imaginaba que sería breve y terminaría trágicamente, Verdi pudo medir hasta que punto se había convertido no sólo en el músico preferido de los italianos, sino además y sobre todo, en la encarnación musical de los ideales emancipadores del “Risorgimento”.
A pesar de la intensidad de su mensaje político que va mucho mas allá de lo considerado como aceptable, la ópera tiene otros valores musicales pues no olvidemos que Vedi está ya entrando en el período de su primera madurez compositiva.
Así por ejemplo las escenas corales, muy diferentes de las otras obras patrióticas anteriores, donde parece que Verdi pueda estar experimentando con nuevos papeles para el coro. También debe tenerse en cuenta el discurso musical bastante fluido. Ya se han citado las importantes escenas de salida del tenor (O magnanina e prima), barítono (Spento tra le fiamme) y soprano (Voi lo diceste, amiche).
Otro momento es la más íntima y tierna escena de toda la ópera que corresponde a la soprano y el barítono (el dúo del Acto III que comienza por “O figlio”) y no es precisamente de amor a la manera tradicional entre parejas, sino una despedida a la esposa y al hijo antes de ir a la batalla: las frases de Rolando están acompañadas por insistentes notas repetidas en las trompas mientras que la dolorosa respuesta de Lida se apoya en los timbres del oboe y el clarinete.
Es muy importante la gran escena de la plegaria del Acto IV donde Verdi fusiona diferentes estratos musicales y dramáticos en una complejidad asombrosa: la amplia melodía de la soprano, el pueblo en el coro escénico, otro coro detrás del escenario de los Caballeros de la Muerte y el rezo (nada menos que en latín) proveniente de la iglesia.
Se hace extraño que Verdi, un hombre de principios agnósticos, se dejara convencer por Cammarano para incluir el Te Deum y acabar la obra digamos ”al modo católico” con las palabras “Abre Señor el paraíso a tu fiel guerrero”.
Por último y de este mismo acto, un momento asimismo a destacar es la muerte de Arrigo, con algún parecido a los finales de I Lombardi, Alzira y Un ballo in maschera, resuelta en un terceto donde tienen especial protagonismo el oboe, el clarinete y el arpa.
Con el título de L’assedio di Arlem para despistar a la censura, se ofreció la ópera en varias ciudades italianas antes de desaparecer de la circulación. Como a Verdi le placía la música, en 1854 concibió un plan de adaptar la obra a un libreto más inocuo que podría pasar en España durante la dominación musulmana. No se concretó pues le falló Leone Emmanuele Bardare, el que terminó Il Trovatore a la muerte de Cammarano. El que la obra sea tan “italiana”, limitó bastante su difusión internacional.
En 1951 se hizo en Roma con Caterina Mancini y a la batuta Previtali. En 1961 se programó en La Scala con motivo del centenario de la unidad de Italia como nación, dirigida por Gavazzeni y con un terceto de ensueño: Antonietta Stella, Franco Corelli y Ettore Bastianini. En 1963 se representó en Trieste con Leyla Gencer y al palo Molinari-Pradelli. Además se ha programado en Parma, Palermo, Nápoles, en el Teatro Filarmónico de Verona con Fiorenza Cedolins (1998) y Catania (en 2002 dirigida por Nello Santi y del que existe un DVD). En abril de 2008, se representa en la temporada bilbaína de la ABAO con Alexandra Rezza, Francisco Casanova y Ambrosio Maestri con dirección de Renato Palumbo. Es encomiable la aspiración de ABAO de representar el “tutto Verdi” y sólo deseamos que este largo proyecto llegue a realizarse en su totalidad.
Verdi había firmado un contrato con Ricordi para una nueva obra en mayo de 1847 en el que el tema a tratar quedaba a la libre elección del músico. Cuando se dispuso a abordar el encargo a finales de marzo de 1848- justo en los tiempos de la primera revolución italiana- tenía muy claro que habría de ser un tema patriótico que expresara las aspiraciones de sus paisanos.
Verdi se dejó convencer por Salvatore Cammarano (libretista de Alzira y de las futuras Luisa Miller e Il Trovatore) para que fuera La battaglia di Legnano ya que según le argumentó, por un lado “escenificaba acontecimientos locales muy próximos que incluso los colegiales estudiaban en la escuela” y por otro, apeló al sentimiento patrio con estas palabras: “Si en tu interior arde, como lo hace en mi interior, el deseo de tratar la época mas gloriosa de la historia de Italia, trasladémonos al pasado de La Liga Lombarda… ¡Por Dios, un tema como éste debe emocionar a cualquier hombre que albergue un alma italiana en su corazón!".
Establecido el marco histórico de fondo en el que iba a desarrollarse la ópera, Cammarano lo combinó con una historia amorosa sacada de una obra francesa de Joseph Méry (La bataille de Toulouse), quedándose solamente con lo esencial de esa trama y adaptando algunas situaciones a las conveniencias dramáticas.
Cammarano no era muy rápido en la escritura de libretos y Verdi no tuvo mas remedio que aguantarse pero para aprovechar el tiempo en su retiro de París, decidió escribir el himno patriótico que Giuseppe Mazzini (filósofo, republicano y líder revolucionario de la unificación italiana) le había pedido desde hacía tiempo. El 18 de octubre de 1848, Verdi le envió a Mazzini la música de este himno que comienza por “Suona la tromba” con una carta en la que anhelaba “que este himno pueda ser cantado pronto en las llanuras lombardas al sonido del cañón”. Llegó demasiado tarde pues la primera guerra de independencia italiana ya estaba fracasada. Pudo ser el himno nacional italiano pero se le adelantó "Fratelli d'Italia" con música de Michele Novaro.
Inicialmente la ópera había sido destinada al Teatro San Carlo de Nápoles pero cuando las revoluciones causaron el cierre repentino e indefinido de este teatro, su futuro se volvió incierto. Pasaron meses hasta que en noviembre de 1848 se resolvió este conflicto lográndose el compromiso firme de representarla en el Teatro Argentina de Roma.
Roma se había convertido en el corazón de la agitación republicana ya que al sentirse en peligro, el papa Pio IX había huido de allí refugiándose en Gaeta (en el reino de Nápoles). Pocos días después del estreno de La Battaglia, se proclamó la república romana (9 de febrero de 1849), de vida efímera pues sólo duró hasta el 30 de junio de ese mismo año, presidida por un triunvirato (Mazzini, Armellini y Saffi).
Verdi, antes de la Navidad de 1848, se había trasladado de París a Roma para completar en directo la orquestación y dirigir los ensayos. El estreno tuvo lugar el 27 de enero de 1849 con un éxito delirante. La noche del ensayo general la multitud se reunió frente a las taquillas del teatro y amenazó con tomarlo por asalto si le negaban el acceso. Se tuvieron que abrir las puertas y en pocos minutos la sala se llenó de espectadores desenfrenados que exhibían escarapelas tricolores. Si ese fue el ensayo, el estreno estuvo a punto de convertirse en un motín. El público exigió que se repitiera el cuarto acto y las partes donde se apelaba al ardor patrio. Al final las ovaciones y los gritos eran clamor: ¡Viva Italia! ¡Viva la república! ¡Viva Verdi! y se prolongaron hasta muy avanzada la noche.
Las siguientes representaciones tuvieron idéntico éxito y se produjeron escenas de histeria. Muchas personas detenían en la calle a Verdi- que no era muy dado a estos desbordes populares-, algunos le felicitaban y otros querían llevarlo en andas. Una noche un espectador enloquecido de entusiasmo se cayo, o se arrojó de un balcón del teatro. Pietro Sottovia, el excelente bajo que interpretaba el papel de Barbarroja, era silbado cada vez que aparecía en escena o en la ciudad.
Quizás por primera vez, inmerso en la atmósfera eufórica de una victoria republicana que nadie imaginaba que sería breve y terminaría trágicamente, Verdi pudo medir hasta que punto se había convertido no sólo en el músico preferido de los italianos, sino además y sobre todo, en la encarnación musical de los ideales emancipadores del “Risorgimento”.
A pesar de la intensidad de su mensaje político que va mucho mas allá de lo considerado como aceptable, la ópera tiene otros valores musicales pues no olvidemos que Vedi está ya entrando en el período de su primera madurez compositiva.
Así por ejemplo las escenas corales, muy diferentes de las otras obras patrióticas anteriores, donde parece que Verdi pueda estar experimentando con nuevos papeles para el coro. También debe tenerse en cuenta el discurso musical bastante fluido. Ya se han citado las importantes escenas de salida del tenor (O magnanina e prima), barítono (Spento tra le fiamme) y soprano (Voi lo diceste, amiche).
Otro momento es la más íntima y tierna escena de toda la ópera que corresponde a la soprano y el barítono (el dúo del Acto III que comienza por “O figlio”) y no es precisamente de amor a la manera tradicional entre parejas, sino una despedida a la esposa y al hijo antes de ir a la batalla: las frases de Rolando están acompañadas por insistentes notas repetidas en las trompas mientras que la dolorosa respuesta de Lida se apoya en los timbres del oboe y el clarinete.
Es muy importante la gran escena de la plegaria del Acto IV donde Verdi fusiona diferentes estratos musicales y dramáticos en una complejidad asombrosa: la amplia melodía de la soprano, el pueblo en el coro escénico, otro coro detrás del escenario de los Caballeros de la Muerte y el rezo (nada menos que en latín) proveniente de la iglesia.
Se hace extraño que Verdi, un hombre de principios agnósticos, se dejara convencer por Cammarano para incluir el Te Deum y acabar la obra digamos ”al modo católico” con las palabras “Abre Señor el paraíso a tu fiel guerrero”.
Por último y de este mismo acto, un momento asimismo a destacar es la muerte de Arrigo, con algún parecido a los finales de I Lombardi, Alzira y Un ballo in maschera, resuelta en un terceto donde tienen especial protagonismo el oboe, el clarinete y el arpa.
Con el título de L’assedio di Arlem para despistar a la censura, se ofreció la ópera en varias ciudades italianas antes de desaparecer de la circulación. Como a Verdi le placía la música, en 1854 concibió un plan de adaptar la obra a un libreto más inocuo que podría pasar en España durante la dominación musulmana. No se concretó pues le falló Leone Emmanuele Bardare, el que terminó Il Trovatore a la muerte de Cammarano. El que la obra sea tan “italiana”, limitó bastante su difusión internacional.
En 1951 se hizo en Roma con Caterina Mancini y a la batuta Previtali. En 1961 se programó en La Scala con motivo del centenario de la unidad de Italia como nación, dirigida por Gavazzeni y con un terceto de ensueño: Antonietta Stella, Franco Corelli y Ettore Bastianini. En 1963 se representó en Trieste con Leyla Gencer y al palo Molinari-Pradelli. Además se ha programado en Parma, Palermo, Nápoles, en el Teatro Filarmónico de Verona con Fiorenza Cedolins (1998) y Catania (en 2002 dirigida por Nello Santi y del que existe un DVD). En abril de 2008, se representa en la temporada bilbaína de la ABAO con Alexandra Rezza, Francisco Casanova y Ambrosio Maestri con dirección de Renato Palumbo. Es encomiable la aspiración de ABAO de representar el “tutto Verdi” y sólo deseamos que este largo proyecto llegue a realizarse en su totalidad.
No existen demasiadas grabaciones en audio por ser una ópera bastante desconocida para el gran público. Se relacionan las tres siguientes, de las cuales la primera podría considerarse como el reparto mas logrado:
01.- Gianandrea Gavazzeni (1961)
Federico Barbarossa Marco Stefanoni
Rolando Ettore Bastianini
Lida Antonietta Stella
Arrigo Franco Corelli
Orquesta: Teatro alla Scala di Milano
Coro: Teatro alla Scala di Milano
Grabado en directo
Myto
02.- Lamberto Gardelli (1977)
Federico Barbarossa Nicolai Ghiuselev
Rolando Matteo Manuguerra
Lida Katia Ricciarelli
Arrigo José Carreras
Orquesta: Sinfónica ORF
Coro: Coro ORF
Grabado en estudio
Philips
03.- Francesco Molinari-Pradelli (1963)
Federico Barbarossa Marco Stefanoni
Rolando Ugo Savarese
Lida Leyla Gencer
Arrigo Joâo Gibin
Orquesta: Teatro Verdi de Trieste
Coro: Teatro Verdi de Trieste
Grabado en directo
GDS; Gala
Respecto a DVD, esta es la única grabación que conozco y es bastante recomendable:
01.- Gianandrea Gavazzeni (1961)
Federico Barbarossa Marco Stefanoni
Rolando Ettore Bastianini
Lida Antonietta Stella
Arrigo Franco Corelli
Orquesta: Teatro alla Scala di Milano
Coro: Teatro alla Scala di Milano
Grabado en directo
Myto
02.- Lamberto Gardelli (1977)
Federico Barbarossa Nicolai Ghiuselev
Rolando Matteo Manuguerra
Lida Katia Ricciarelli
Arrigo José Carreras
Orquesta: Sinfónica ORF
Coro: Coro ORF
Grabado en estudio
Philips
03.- Francesco Molinari-Pradelli (1963)
Federico Barbarossa Marco Stefanoni
Rolando Ugo Savarese
Lida Leyla Gencer
Arrigo Joâo Gibin
Orquesta: Teatro Verdi de Trieste
Coro: Teatro Verdi de Trieste
Grabado en directo
GDS; Gala
Respecto a DVD, esta es la única grabación que conozco y es bastante recomendable:
DVD- Nello Santi (2002)
Federico Barbarossa Manrico Signorini
Rolando Giorgio Cebrian
Lida Elisabete Matos
Arrigo César Hernández
Orquesta: Teatro Bellini de Catania
Coro: Teatro Bellini de Catania
Grabado en directo
Federico Barbarossa Manrico Signorini
Rolando Giorgio Cebrian
Lida Elisabete Matos
Arrigo César Hernández
Orquesta: Teatro Bellini de Catania
Coro: Teatro Bellini de Catania
Grabado en directo
Rai Trade
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