domingo, 16 de enero de 2011

FALSTAFF


LIBRETO
Para ver el texto de la obra en bilingüe (italiano y español) pulsar AQUÍ

SINOPSIS ARGUMENTAL
Comedia lírica en tres actos con libreto de Arrigo Boito, a partir de The Merry Wives of Windsor (Las alegres comadres de Windsor) y del drama histórico Henry IV, escritas alrededor de 1597 por el dramaturgo inglés William Shakespeare. La ópera se estrenó en el teatro alla Scala de Milán, el 9 de febrero de 1893, con dirección de Edoardo Mascheroni y con el siguiente reparto:

Sir Jhon Falstaff, barítono
(el panzudo) Victor Maurel

Mrs. Alice Ford, soprano
(esposa de Ford)
Emma Zitti

Ford, baritono
(marido de Alice)
Antonio Pini Corsi

Nannetta, soprano
(hija de Ford y Alice)
Adelina Stehle

Fenton, tenor
(Pareja de Nannetta)
Edoardo Garbin

Mrs. Quickly, mezzosoprano
(Comadre)
Giuseppina Pascua
Mrs. Meg Page, mezzosoprano
(Comadre)
Virginia Guerrini

Dr. Caius, tenor
(pretendiente de Nannetta)
Giovani Paroli

Bardolfo, tenor
(secuaz y criado de Falstaff)
Paolo Pelagalli Rossetti
Pistola, bajo
(secuaz y criado de Falstaff)
Victorio Arimondi

Escenografía y Vestuario: Adolfo Hohenstain
Director de Coro: Giuseppe Cairati
Concertador: Giuseppe Verdi

La acción tiene lugar en Windsor, Inglaterra, durante el reinado de Enrique IV (1399 / 1413).

ACTO I: En la posada de la Jarretera, Falstaff es interrumpido por el Dr. Caius que acusa a sus secuaces (Bardolfo y Pistola) de haberle emborrachado y robado. Éste no hace caso a la acusación y se dedica a terminar dos cartas dirigidas a Alice y a Meg, por las que les declara su amor en idénticos términos. Con ello pretende sanear su maltrecha economía a costa de cualquiera de las dos pudientes damas. Solicita de sus criados que entreguen las misivas pero ellos se niegan y este trabajo tiene que realizarlo el paje Robin. Por su negativa, los dos secuaces son echados a escobazos y Falstaff larga un discurso derrotista sobre el honor.

En el exterior de la casa de los Ford se encuentran las comadres Alice, Meg y Quikly. Las dos primeras acaban de recibir sendas cartas iguales en las que solo varía la destinataria. Deciden de inmediato castigar al presuntuoso seductor.

Aparecen Bardolfo y Pistola e informan a Ford de las intenciones de su amo de seducir a su esposa. Fenton aprovecha el momento y se dirige a Nannetta, intercambiando cariñosas palabras de amor. Las comadres ya han decidido el castigo a imponer al “panzón”: Quikly concertará con él una cita para las dos mujeres.

ACTO II: Bardolfo y Pistola piden perdón a Falstaff y le anuncian la visita de una mujer (Quikly). Ésta le informa de que Alice lo cita en su casa entre las dos y las tres que es cuando está ausente su marido. En cuanto a Meg, le dice que su encuentro ha de esperar la ocasión propicia.

Falstaff se siente muy orgulloso de su éxito con las damas pese a su edad. En esto, recibe otra visita: se trata de un llamado Sr. Fontana que no es otro que Ford disfrazado. Viene a tantear el terreno y le hace a nuestro protagonista una extraña proposición: dice estar enamorado de Alice (su esposa) y como no le hace caso, pide a Falstaff que le vaya abriendo camino con su capacidad de seducir a las señoras.

Aceptando una bolsa bien repleta de monedas que en compensación le ofrece Fontana, el panzón le dice que precisamente esta tarde tendrá entre sus brazos a Alice, con la consiguiente sorpresa del infeliz esposo. Mientras Falstaff se acicala para la cita, Ford/Fontana, lleno de estupor confiesa su desconfianza en las mujeres.

En la casa de Alice todo está preparado para recibir al visitante. Nannetta está triste porque su padre quiere casarla con el Dr. Caius pero su madre le asegura que no ocurrirá nunca. Entra Falstaff y rápidamente se pone en acción para conquistar a Alice. Para evitar llegar a mayores, entra precipitadamente Quickly anunciando la visita de Meg: Falstaff tiene que esconderse detrás de un biombo.

Meg viene para advertir la llegada furiosa del marido, acompañado de gran número de personas. Esta era una estrategia pensada para meter miedo a Falstaff y hacerle huir pero, al final, resulta verdad y las mujeres se ven perdidas. No obstante saben reaccionar rápidamente: ocultan a Falstaff en el cesto de la ropa sucia.

Con la llegada de Ford y toda su tropa que buscan desesperadamente a Falstaff, Nannetta y Fenton aprovechan para hacerse carantoñas. Allí son descubiertos por su padre creyendo se trata del “panzudo”, con lo que se provoca un revuelo general. Beneficiándose de esa confusión, Alice aprovecha para llamar a los criados, quienes arrojan la ropa sucia al Támesis y con ella a Falstaff.

ACTO III: En una plaza ante la posada de la Jarretera, nuestro héroe se cura de su amor propio herido y cavila, calado hasta los huesos, contra el bellaco mundo que tan mal le trata. Un poco de vino caliente va confortando su ánimo. Aparece Qickly quien le asegura la inocencia de Alice en todo lo ocurrido, proponiéndole una nueva cita en el parque real de Windsor, bajo la encina de Herne y a medianoche, cita a la que deberá ir disfrazado de Cazador Negro.

Entre todos, ultiman el plan definitivo: Nannette se vestirá de Reina de las Hadas, Meg será una ninfa, Quickly una bruja y una multitud de duendes atormentarán y se burlarán de nuestro protagonista.

Fenton dice a Caius que durante la broma le dará por esposa a su hija Nannetta. Quickly ha oído la conversación y se pone de acuerdo con Alice para impedirlo.

Junto a la encina aparece Fenton cantando un delicado soneto amoroso, al que responde Nannetta. Es ya medianoche y aparece un tanto asustado Falstaff por el silencio y la oscuridad, con un enorme casco con cuernos como corresponde al disfraz de cazador.

Se escucha el canto de las hadas y Falstaff se agacha bajo la encina, ya que según la creencia popular, quien las vea se muere. Tras el canto de Nannetta como reina de las hadas, la procesión se detiene ante Falstaff. Todos se ponen a insultarle y torturarle pero “el panzudo” descubre la nariz de Bardolfo, pese a su máscara, y se da cuenta de que todo es una farsa.

Falstasff admite la broma con una carcajada y Ford quiere realizar la unión matrimonial de Caius con Nannetta. Alice le pide que extienda su casamiento a otra pareja. Recibida la bendición, como todos están enmascarados, resulta que cuando se quitan las máscaras, Ford ha casado a Bardolfo con Caius y a Nannetta con Fenton. Alice pide perdón a su esposo por la estratagema y éste acepta finalmente los hechos a pesar de las ironías de Falstaff. Finaliza la obra cantando todos que la única realidad de la vida es la burla.

LA GESTACIÓN
A principios del verano de 1889 con un Verdi de setenta y seis años cumplidos, éste y Arrigo Boito pensaron en escribir “a dos manos” una nueva ópera. Hacía mucho tiempo que el maestro deseaba componer una obra cómica. Su primera experiencia se remontaba cincuenta años atrás cuando, destrozado por la muerte de Margarita, su primera esposa, y de sus dos únicos hijos, se había visto obligado a cumplir el contrato que había firmado con el empresario Merelli y presentar en las peores condiciones su “Un giorno di regno”. El desastre estuvo a la altura del desinterés que había puesto en la escritura de esa ópera bufa y conservaba un amargo recuerdo de ello.

Precisamente por este desastre podía considerarse que el abordar una comedia, sería un nuevo y definitivo desafío en el caso de que se pudiera encontrar un tema digno para clausurar bellamente su carrera. Hacía ya tiempo que le rondaba por la cabeza “Las alegres comadres de Windsor” a pesar de que había sido puesta en música por Otto Nicolai y otros autores anteriores.


A finales de junio, en las termas de Montecatini a las que fue con Peppina para tomar los baños, tuvo la grata sorpresa de recibir un borrador de libreto, redactado en pocos días por Boito. El maestro estaba entusiasmado pues la sinopsis respondía perfectamente a sus expectativas. Después de consultarlo con su esposa, escribió al poeta: “Amén y así sea; manos a la obra con el Falstaff. Olvidemos los obstáculos, mi edad y mis achaques”.


A mediados del verano, Verdi ya tuvo en sus manos una buena parte del libreto y él mismo había puesto manos a la obra con un brío desacostumbrado. Estaba exultante. Aseguraba que se sentía “veinte años mas joven”. A Peppina le alegraba verlo “Feliz como un niño en los días de Navidad”. “El panzón (pancione)” era el apodo que el compositor y el poeta, habían dado a su héroe.


En esta época Verdi escribía a Boito: “¡Me divierto como un loco escribiendo fugas! ¡Si señor! Una fuga …. Y una fuga bufa ¿Y porqué una fuga bufa me dirá Vd.? No se porqué ni como pero es una fuga bufa”. Boito contestó diciendo que ya encontraría su sitio para esta fuga (es la que cierra la obra).


Verdi había exigido un secreto absoluto. Ni siquiera Ricordi estuvo al tanto de nada hasta 1890 cuando el proyecto estaba bastante avanzado: esto trascendió a la prensa y desde entonces el maestro ya no podía echarse atrás. El compositor pensó incluso en su muerte antes de que terminara la obra: si esto sucedía el dueño del libreto sería Boito y podría hacer con él lo que quisiera.


La gestación de Falstaff fue larga y difícil pero no tanto como lo había sido Otello. Su capacidad de trabajo había disminuido. Tenía momentos de abatimiento. A veces estaba varias semanas e incluso meses sin escribir una nota, pues la salud de su esposa lo tenía preocupado. Boito hacía todo lo que podía para sostenerle la moral: Le visitaba con frecuencia, se encontraba con él en Milán y en Génova y le seguía el juego a su amigo cuando éste hablaba del “Pancione”.


Verdi terminó su partitura a fines del verano de 1892 y se la entregó en mano a un empleado de Ricordi en septiembre, durante un viaje de negocios a Piacenza. Antes había firmado con el editor milanés un contrato por el que Falstaff se estrenaría en la temporada de carnaval de 1892/1893, el elenco sería sometido a su criterio y podría cambiar hasta el último momento a los cantantes que no le satisficieran e incluso retirar la obra del programa de la Scala.


Sólo faltaba hacer la orquestación y resolver el problema de la escenografía. En octubre Boito y Ricordi fueron a Sant’Agata para mostrar al maestro las maquetas de los decorados que habían preparado. Después de un viaje a Cremona, Verdi se dirigió a Milán para una última inspección de la partitura y el libreto.


Pasadas las fiestas de fin de año, el matrimonio se dirigió a Milán a principios de enero de 1893. Ya se vendían a precio de oro las entradas para las primeras funciones. El maestro se instaló en el Gran Hotel en su suite más lujosa.


En los ensayos, instalaron una mesita iluminada con una débil lámpara sobre la que colocaba la partitura. Así Verdi podía interrumpir a la orquesta y a los cantantes y corregir, de este modo, algún detalle. No dudaba en hacerlo diez y hasta veinte veces hasta que el pasaje quedaba perfecto. Todo ello lo hacía con una infatigable energía. Se alegró mucho pues las cosas marchaban mejor de lo previsto.


Hay que decir que todos los que tenían acceso al teatro estaban impresionados por ese viejo maestro a punto de cumplir ochenta años que se movía ante sus ojos, que saltaba de la mesa de trabajo al podio, tachaba o agregaba cosas en la partitura, repartía generosamente cumplidos y críticas o tomaba el lugar de tal o cual interprete para mostrar como debía ser la escena que ensayaban.


El estreno se efectuó el 9 de febrero de 1893 ante un teatro repleto de personalidades, críticos y aficionados que habían venido incluso de Nueva York, Londres, Viena, Berlín, Madrid y San Petersburgo. Presentes en la sala estaban también los músicos Mascagni, el futuro creador del verismo y Puccini que sería famoso como número uno después de Verdi.


La primera función de Falstaff fue para el viejo maestro una nueva apoteosis y cuando cayó el telón en el último acto, se produjo en el teatro un verdadero delirio. Ovacionaron a los autores, a la orquesta y a los cantantes durante más de media hora. Verdi salió a saludar decenas de veces.


Al igual que en Otello, se produjeron escenas de histeria colectiva frente al Gran Hotel. En el hall le estaban esperando un grupo de personalidad que le entregó una corona de laurel de bronce. A pesar del frío intenso, las ovaciones, los gritos para que saliera a saludar al balcón y los homenajes musicales, se prolongaron hasta altas horas de la noche. El empresario estaba muy satisfecho: la taquilla había alcanzado la cifra record de noventa mil liras.


EL PERFIL
En más de una ocasión se ha citado a Verdi como incapaz de hacer una ópera cómica. Esta afirmación no resulta cierta pues siempre tuvo en mente componer una obra bufa pero el género había perdido interés entre el público, al haber pasado su momento. Hasta que Verdi no dio con el tema de las “comadres” y con un libretista de altura como lo fue Arrigo Boito, no se sintió en condiciones de renovar la ya casi olvidada opera bufa, que aún produciría otra obra postrera: “Gianni Schichi” de Puccini.

Verdi cierra con Falstaff su carrera compositiva de un modo coherente y original. Pero además abre el camino a la mayoría de los compositores que tomaron su testigo (Zandonai, Wolf Ferrari y Montemezzi), debido a que emplea un lenguaje sobrio y detallado, espontáneamente melódico y de exquisita e imaginativa orquestación.

Falstaff no es sin duda el Verdi más genuino que uno asocia de inmediato a cualquiera de sus obras anteriores, pero es consecuente con su evolución profesional e incluso humana: un compositor que mira hacia atrás y reflexiona sobre su vida de una manera lúcida tierna y hasta socarrona.

Falstaff es un prodigio de inspiración, de aciertos, de derroche de ideas, de imaginación musical, de sapiencia y experiencias, de perfecto equilibrio entre las situaciones bufas y las sentimentales. Es una partitura de una línea melódica tan natural como el habla humana y de una orquestación tan rica y variada de colores como diáfana de escritura para que los cantantes se vean arropados por la música pero nunca agobiados ni anulados por ella.

Puede que con su última obra, Verdi se haya alejado un tanto de su trayectoria creativa y esta sea la razón de que esta ópera sea mas admirada y loada que querida. Pero oyéndola bien, encontramos al Verdi de siempre mucho más sutil y refinado que nunca.


EL PERSONAJE
Para abordar el personaje de Falstaff, que habitualmente está representado por un barítono, no se requieren grandes medios vocales. Pero por su fusión continua entre “parlato” y “cantabile”, precisa de cantantes muy completos, tan experimentados en lo puramente vocal como en lo escénico.


Este “pancione”, en la obra original de Shakespeare es un borracho perezoso. No es un vicioso activo sino una especie de coleccionista natural de los peores instintos del hombre. Su panza significa una acumulación de debilidades que tal vez tomadas una a una podrían ser de cada uno. “El centauro del cerdo” lo calificó Víctor Hugo que es lo mismo que decir “un cerdo humano”. Es grande la diferencia entre el Iago de Otello y Falstaff: el primero es metafísico, abstracto e identificado con las fuerzas del mal; pero Falstaff es concreto sometido al continuo y cotidiano error.


Lógicamente hay bastantes de estos caracteres en el panzudo retratado por Verdi/Boito. Sin embargo el personaje resulta menos negativo, menos “mala persona”. Tiene incluso su punto de ternura y en ciertos aspectos conecta con una figura anterior: Fray Melitone de “La forza del destino”.


El Falstaff de la ópera es un escéptico que desconfía de la existencia humana y que no repara en valores considerados sagrados o inmutables (el honor, la bondad, la religión, etc.). Pero aunque no se fía de los demás, cae fácilmente en las trampas que le tienden las comadres. Por otro lado y esto es otra contradicción, llora su mala fortuna pues se considera que ha sido engañado y traicionado por el mundo, criticando la falta de virtud de la sociedad.


FRAGMENTOS DESTACADOS
NOTA: Los fragmentos seleccionados han sido tomados de una grabación en estudio de 1949 con el siguiente reparto:

Director: Mario Rossi
(Orquesta y Coro de la RAI de Turín)

Giuseppe Taddei - Baritono
(Sir John Falstaff)

Rossana Carteri- Soprano
(Mrs. Alice Ford)

Saturno Meletti- Baritono
(Ford)

Lina Pagliughi- Soprano
(Nannetta)

Emilio Renzi- Tenor
(Fenton)

Amalia Pini- Mezzo-soprano
(Mrs. Quickly)

Anna Maria Canali- Mezzo-soprano
(Mrs. Meg Page)

Cristiano Dalamangas-Tenor
(Pistola)

Giuseppe Nessi- Tenor
(Bardolfo)

Gino Del Signore- Tenor
(Dr. Cajus)

Esta ópera tiene como característica que es un discurso continúo en el que no existen rupturas. Se hace especialmente difícil aislar de ella fragmentos sin que se pierda una parte de su entidad. No obstante y para hacernos una idea de sus virtudes musicales, se va a intentar destacar algunos de sus momentos clave.

01.- “L’onore¡ Ladri¡ (El honor, ladrones…..)”: Este es el gran monologo de Falstaff en el que expone su especial filosofía sobre el honor. Vertiginosos diseños de la cuerda dan la entrada al personaje. Hay continuos oscilaciones expresivas. Abundan los trinos y los repetidos acordes a contratiempo dan a la narración musical la conveniente nota de inquietud. La escritura para los instrumentos de viento es magistral y resalta lo sardónico de la expresión.

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02.- “Alice, Meg, Nannetta”: Las maderas y las trompas abren animadamente el diálogo de las comadres con un diseño melódico en el que el corno inglés anuncia una especie de tonadilla popular. Alice extiende la lírica melodía con el contraste de las otras mujeres. El corto cuarteto que sigue es un delicadísimo scherzo en el que las cuatro exponen su opinión sobre Falstaff.

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03.- “Reverenza… Buon giorno buona donna (Reverenza.... buenos días buena mujer)”: Quickly acude a la posada de la Jarretera para enredar a Falstaff que se pavonea con la mentira de que Alice le ama.Se inicia así el plan de las comadres para hacerle la primera jugarreta al borrachín. Se escucha repetidamente, tras las suaves cuerdas del principio, el burlón “Reverenza” con su característico quiebro descendente. El tono es conversacional. Es muy graciosa la manera en que el compositor juega con la frase “Dalle due alle tre”

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04.- “È sogno o realtà (Es sueño o realidad) “: Ford se presenta disfrazado ante Falstaff para averiguar si es cierto que seduce a su esposa. Al contarle el panzudo sus planes y creyendo que Alice le va a traicionar, canta esta aria auténticamente misógina, en la que la música expresa a la perfección tanto su furia como su sensación de ridículo y humillación. Su deseo de venganza es cantado fuertemente por la orquesta en pleno.

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05.- “Presentaremo un bill al parlamento…..Quand’ero paggio presentaremos una moción al parlamento…… Cuando era paje)”: Se están haciendo los preparativos en la casa de Ford. La orquesta marca un aire scherzante hasta que Quickly cuenta su conversación con el gordinflón borrachín. Rapidas escalas con notas en staccato subrayan el comentario de Alice sobre la broma que le preparan. Hay una mención al deseo de Ford de casar a Nannetta con Caius pero las comadres se niegan. Entra Falstaff cantando su amor con la misma melodía que Alice tocaba al laúd: una escritura llena de agilidades belcantísticas de corte dieciochesco que nuestro héroe recita adulador. La tonada final, evocadora, delicada y muy conocida, cierra los requiebros lanzados a Alice en su propia casa.

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06.- “Eho¡ Taverniere (Eh tabernero)”: Es este el segundo gran monólogo de Falstaff. En él medita, acatarrado tras la mojadura, sobre su triste suerte y la crueldad del mundo que le rodea, aunque pronto se recupera con el vino. El pasaje comienza con una espléndida introducción orquestal en la que van entrando progresivamente los demás instrumentos por familias. Tras un acorde en fortísimo escuchamos un vertiginoso diseño descendente de la cuerda. El recitativo que sigue es un tanto sombrío con llamadas de trombones y trompa. El airoso que viene a continuación tiene aire de marcha fúnebre. Después, el vino consigue un canto más lírico y distendido.

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07.- “Tutto nel mondo è burla (Todo es burla en el mundo)”: Falstaff ha aprendido la lección y todos se unen para entonar la moraleja. Verdi construye aquí una monumental fuga que se combina hábilmente con todos los personajes.

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DISCOGRAFÍA
De entre la gran cantidad de grabaciones disponibles de esta ópera, destacaremos, como siempre, un único audio y un video.


AUDIO

Falstaff - Giuseppe Verdi
Director…....................Leonard Bernstein (1966)
John Falstaff............ Dietrich Fischer-Dieskau
Ford........................ Rolando Panerai
Fenton ....................... Juan Oncina
Dr. Caius ................... Gerhard Stolze
Bardolfo ................. ... Murray Dickie
Pistola ........................Erich Kunz
Mrs. Alice Ford........ Ilva Ligabue
Nannetta................... Graziella Sciutti
Mrs. Quickly............. Regina Resnik
Mrs. Meg Page......... Hilde Rössel-Majdan
Orquesta: Wiener Philharmoniker
Coro: Wiener Staatsopernchor
Grabado en estudio

VIDEO

Falstaff - Giuseppe Verdi
Director.........................Herbert von Karajan (1982)
John Falstaff............. Giuseppe Taddei
Ford ........................... Rolando Panerai
Fenton...................... . Francisco Araiza
Dr. Caius.................... Piero de Palma
Bardolfo..................... Heinz Zednik
Pistola ........................Federico Daviá
Mrs. Alice Ford............Raina Kabaivanska
Nannetta................... Janet Perry
Mrs. Quickly ............. Christa Ludwig
Mrs. Meg Page ......... Trudeliese Schmidt
Orquesta: Wiener Philharmoniker
Coro: Wiener Staatsopernchor
Grabado en directo

7 comentarios:

Gino dijo...

Oiga, amigo Rochester, enhorabuena. Verdi podría estar contento con el trabajo que le ha dedicado y los demás lo tenemos ahí como estupenda enciclopedia permanente.
Un saludo.

Juanba dijo...

Muchos gracias Gino por tus palabras que las estimo en lo mucho que valen.

Nuevamente gracias y un saludo

Rochester

guzman6001 dijo...

Super estupendo trabajo.

Juanba dijo...

Gracias por tus palabras, ha costado pero ha valido la pena por la espectación que está teniendo

Tip dijo...

Enhorabuena por acabar tu obra. Se me han hecho cortos Otello y Falstaff, no sé si porque has sido más conciso o porque tenía mucha ansia por leerlos. Sí he echado de menos más audiciones, sobre todo para comparar. En todo caso, magnífico trabajo, ahí queda eso. Un saludo.

Juanba dijo...

Gracias Tip por tus palabras. Puede que tengas razón en que Otello y Falstaff sean más concisos: hay una separación entre ambos y el resto de un año por enfermnedad. Respecto a poner más ejemplos musicales, ya es suficientemente complicado poner uno sino no acabaríamos nunca. Un saludo

Anónimo dijo...

¡¡¡Excelente¡¡¡